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lunes, 20 de septiembre de 2010

Obedientes y Rebeldes

Según el autor lo que es capaz de diferenciarnos de otros animales es que somos la  única especie sociable o mejor dicho por Emmanuel Kant “insocialmente sociables”. Es cierto que vivimos irremediablemente en sociedad y debido a aquello se nos debe imponer ciertas normas, porque sería poco probable el que pudiéramos convivir de manera armónica y pacifica dentro de una comunidad con tantas diferencias y discrepancias respecto a diversas temáticas sociales como lo son los valores, cultura, racismo, en fin, ideales que se nos han inculcado desde nuestro primer caminar en esta tierra y es que es una condición natural del hombre el tratar de imitar al otro ya que obviamente nos parecemos mucho. Pero esto lleva consigo una enorme serie de conflictos y enfrentamientos debido a que a veces ese parecer es guiado por el interés que suele siempre llegar a excesos y terminamos compitiendo por aquello que todos anhelan. Es consecuencia de esto es el que seamos animales capacitados para sublevarnos, aunque si lo analizamos bien, no resulta del todo perjudicial ya que nos hace transformar, cambiar, asegurar y consolidar nuestra historia.
El criterio anárquico suele idealizar este pensamiento contrariamente afirmando que si en nuestra sociedad actual se eliminaran las jerarquías sociales, los poderes y con ello las supersticiones que lo rigen (estos individuos suelen ser más tolerantes con los gustos ajenos) viviríamos los seres humanos en armonía sin la necesidad de sublevarnos debido a que actuaríamos por voluntad y utilizando nuestra propia conciencia y no la “conciencia colectiva”, que nos hace temer a las consecuencias y castigo que nos podrían conllevar esas decisiones.

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