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jueves, 14 de octubre de 2010

En la hora del profundo análisis...


Llego la hora de realizar un análisis un poco más profundo, y el capitulo que hemos elegido ha sido el VIII ¿libres o felices?
En el primer párrafo Savater señala los totalitarismos como una manera de simplificar aquellas sociedades democráticas basadas en la libertad, y es a través de la fuerza como acaban con las libertades políticas e individuales.
Luego, continua haciendo referencia a Erich Fromm y su libro Miedo a la libertad, lo cual aunque al comienzo pudiese parecer extraño después se vuelve comprensible e inclusive un tanto lógico, ya que si todos obedecen al mismo obedecer no existiría el miedo al como los demás y yo mismo(a) utilizo mi libertad, por lo tanto no habría impredecibles.
Ahora bien, recordando lo visto en Ética para Amador la libertad debe ir acompañada de la responsabilidad y la manera de demostrar que así es, es asumiendo sin importar los efectos y además responder el por qué de nuestra acción. Pues como ya sabemos, el que vivamos en sociedad implica que nuestras acciones tendrán repercusiones en los otros, por lo que no esta demás de que escuchemos sus opiniones pues de no ser así y encerrarnos en nuestra visión de las cosas indicaría que estamos locos, ya que al no importarnos los efectos de nuestras decisiones nos convierte en unos irresponsables.
Un tipo de irresponsable es el que evade la responsabilidad escudándose en las circunstancias, ignorancia de las posibles consecuencias u otra justificación, todo con el fin de no ser el culpable.
Otro tipo de irresponsable es el fanático, el cual no da explicaciones ni se presta para razonar. Y por ultimo, aquella irresponsabilidad de la cual muchos son victimas, la burocrática, en esta las instituciones administrativas y gubernamentales no dan la cara y se “tiran la pelota entre ellas” .ahora también debemos admitir nuestra corresponsabilidad social para intervenir y tomar la iniciativa en mejorar las cosas, como lo hacen por ejemplo algunas instituciones no gubernamentales.
Un adulto que sabe que libertad es autocontrol puede organizarse en una sociedad en donde todos son iguales ante la ley y libres, y si no es así, creerá que el Estado tiene un rol paternalista.
Estos tipos de irresponsables (exceptuando al fanático) piden a papá Estado que los libre de la tentación poniendo en prohibición aquello que tanto los tienta. Pero además de ser una actitud infantil, esta trae dos problemas, 1º) lo prohibido es más tentador, y 2º) cada uno tiene gustos y diferentes tentaciones, por lo que no se le puede dar “el gusto” a todos prohibiendo todo.
Un ejemplo de estas prohibiciones son las drogas. La gente las consume igual y así surgen las mafias y los problemas que estas arrastran. Sin duda lo mejor es la educación acerca de su uso y abuso.
La tolerancia esta relacionada con la libertad y responsabilidad, pues la democracia no es solo la ley de las mayorías, pues uno de sus principios es el respeto a las minorías, a la autonomía personal, a la dignidad y la existencia de cada individuo. Por lo tanto no puedo obligar a nadie a que actué como yo quiero que lo hagan los demás.
Ahora el tolerar a los demás no implica darle la razón. Una cosa es respetar a las personas, lo que no indica respetar sus creencias, pues como dice Fernando “nada más vigorosa y estimulantemente humano que discutir las opiniones del vecino, criticarlas, incluso tomarlas a cachondeo” (Cáp. VIII, Pág. 72).
Aunque suene un tanto contradictorio, todos tenemos los mismos derechos y por ellos la libertad de expresión debiese tener dos restricciones, primero la que valla abiertamente en contra de la vida y segundo, la que atente contra la vida privada, por más público que sea un personaje.
Finalmente los gobiernos no son los encargados de que las personas sean felices, basta con que no las hagan desgraciadas. La felicidad es algo que cada uno de nosotros debe encargarse de buscar.

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